Muchos años atrás, quizá en el colegio, leí un libro que prendió mi corazón de adolescente. Se llamaba "La vida está en otra parte" de Milan Kundera (checo). El protagonista del libro se llamaba Jaromil, incensante poeta buscador de aventuras de la vida; aventuras que lo llevaron a caminos adoloridos que quizá eran innecesarios.Recordando ese Jaromil y recordando algunos episodios de mi vida, pienso que, a veces, el destino nos tienta y nos lleva a caminos de dolor,y nos topamos con seres oscuros muy bien maquillados, y ahí nos perdemos hasta que logramos retomar el rumbo.
Pero le doy el valor a una cosa, a que una no es la misma de antes, una lleva consigo pasos adelantados.
música de fondo:
"...Si no creyera en lo más duro,
si no creyera en el deseo,
si no creyera en lo que creo,
si no creyera en algo puro.
Si no creyera en cada herida
si no creyera en la que ronde
si no creyera en lo que esconde hacerse hermano de la vida.
Si no creyera en quien me escucha
si no creyera en lo que duele
si no creyera en lo que queda
si no creyera en lo que lucha.
Que cosa fuera
Que cosa fuera la maza sin cantera,
un amasijo hecho de cuerdas y tendones,
un revoltijo de carne con madera,
un instrumento sin mejores resplandores,
que lucecitas montadas para escena,
que cosa fuera -corazón- que cosa fuera,
que cosa fuera la maza sin cantera,
un testaferro del traidor de los aplausos,
un servidor de pasado en copa nueva,
un eternizador de dioses del ocaso,
jubilo hervido con trapo y lentejuela,
que cosa fuera -corazón- que cosa fuera,
que cosa fuera la maza sin cantera,
que cosa fuera -corazón- que cosa fuera,
que cosa fuera la maza sin cantera".
Silvio Rodríguez
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