Asesoría y Comunicaciones para las Artes

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viernes, enero 25, 2008

EL PODER DEL LENTE



El arte de la imagen fotográfica va más allá de la belleza, va más allá de la forma, puesto que si puede, toma la fuerza de la voz y habla, denuncia, llora y despierta.


Ayer vi un documental maravilloso, que tras haber obtenido una serie de premiaciones en festivales, se dio a conocer masivamente a fines del 2007: "La ciudad de los fotógrafos".
Sebastián, su autor, con un nivel de sensibilidad admirable, no erró ni en el nombre de este trabajo, ni en cada uno de los pasos que fue dando para construirnos esta historia que es suya y de todos los chilenos.
Su padre, José Moreno, a quien entrevisté hace más de diez años, es un fotógrafo que fue parte de un movimiento que nació en dictadura y que reunió a una serie de fotógrafos de medios escritos que se hicieron llamar: asociación de fotógrafos independientes, AFI, con el propósito de identificarse y protegerse en medio de la dictadura. ¿Protegerse de qué? de la detención, el golpe y hasta de la desaparición al momento de registrar cada una de las macabras escenas que nos daba la dictadura a chorreo.
Así, en esa Asociación que salían a la calle achoclonados, participaron los fotógrafos cuyos trabajos podíamos ver en revistas como Apsi, Análisis, Hoy, Cauce, etc. y nombres como los hermanos Hope, Claudio Pérez, Inés Paulino, Paz Errázuriz, Kena Lorencini, Luis y Oscar Navarro, entre otros, con su adrenalida y apuesta personal dieron forma a una fundamental lucha silenciosa.
Uno de los testimonios que se ve en el documental nos confirma "en un momento me di cuenta que mi cámara era un arma, y un arma que tenía poder". Así es, así fue.
El mérito de este trabajo tan hermosa e inteligentemente desarrollado no sólo se agradece porque nos ayuda a ver la dictadura desde otro foco, sino también porque nos ayuda a recordar que en nuestro país hubo un momento de la historia en que muchos, muchos chilenos y chilenas hicieron lo propio teniendo el corazón puesto en una sola cosa: la libertad y la recuperación de un pueblo. Y eso no se puede olvidar.
Hay escenas conmovedoras como cuando Luis Navarro relata su detención de cinco días y la amenaza que le hicieron los de la CNI de manchar su trayectoria y hacer creer a sus pares que era un soplón de la dictadura. Ese relato junto con la imagen de una fotografía tomada a su padre eriza los pelos. Sebastián le pregunta qué significa esa foto y Navarro contesta que fue el momento cuando le contó a su padre lo que había vivido durante esos cinco días...
Personalmente, tuve emociones paralelas a lo propio que me contaba el documental, pues sin duda tras conocer y entender lo que hizo el grupo de la AFI , no queda más que admirar. Pero ocurre que a muchos de esos fotógrafos los conocía por entrevistas, conversaciones e incluso porque me los he topado con frecuencia en la calle. Lo jodido es que en esos momentos no tenía idea realmente quién era el que pasaba a mi lado.

FICHA TÉCNICA
Dirección: Sebastián Moreno
Producción: Viviana Erpel
Guión: Claudia Barril, Nona Fernández, Sebastián Moreno
Fotografía: David Bravo, Sebastián Moreno
Montaje: Teresa Viera-Gallo
Música: Silvio Paredes, Manuel García
Duración: 80 minutos
País: Chile
Año Realización: 2006

jueves, enero 24, 2008

bodas gitanas

fuente: emol.com
Cristian Leighton fue el primer director de cine chileno que nos acercó a este bosnio. Era el año 2003 y dirigía el programa "Los inmigrantes", la cortina musical era interpretada por una mujer que parecía decirnos tantas cosas...
Cuando supe que ese señor llamado de manera tan extraña, porque amigos de la ex yugoslavia no tengo hasta ahora, Goran Bregovic vendría a Chile no dudé en ver su concierto.
El domingo recién pasado en un parque frente a un mall tenía una cita Goran y 20 mil chilenos. Alguien me había advertido que era con invitaciones... y que se habían acabado. yo no tenía entradas sólo ganas. Convencí a un afable portero y entré "míreme -le dije- ¿Ocuparé más espacio que una planta o que un árbol?".
Las tres horas que tuve que esperar se hicieron nada con lo que vendría: llegué temprano, sin entradas y estaba a pocos metros del escenario. Una maravilla.
Esa día la noche regalaba una luna llena y el show de este bosnio nacido en Sarajevo se iniciaba con un coro muy etiquetado y talentoso de músicos chilenos; después comenzaron a escucharse los bronces desde el mismo público, "la orquesta para bodas y funerales" entraba en acción. La gente saltaba de alegría y expectación, pero de Goran, nada aún.
Tras un rato, las hermanas Radkova se ponían a un costado del escenario con una indumentaria que me hicieron pensar en que todas las culturas se terminan topando por algún rasgo o característica, porque si alguien me dice que esos trajes no parecían mapuches es porque yo... ando muy inspirada.
La voz de una de esas mujeres me traspasó el cuerpo. Su voz salía de su alma mientras miraba concentrada el fondo del cielo como queriendo llamar a una generación muerta. Miré emocionada a mis espaldas y estaba la luna iluminándola. Era una película.
Era el turno de Goran Bregovic, quien subió al escenario, armó la fiesta y todo la gente saltaba en sus pequeños espacios, incluso Leighton, quien figuraba en la multitud, quizá pensando que así como Bregovic musicalizó películas de Kusturica ("Tiempos de gitano" o "Underground"), tal vez, en el futuro podría musicalizar otro de sus proyectos audiovisuales.
El espectáculo de casi tres horas me trasladaría desde la emoción a la algarabía, pero lo más impactante para mí fue la voz de esas mujeres con un timbre inigualable, que me hicieron tocar la noche de la tristeza, de la emoción y de la redención.

viernes, enero 18, 2008

Cambiando la piel

Cuesta darse cuenta que no es necesario salir de vacaciones para cambiar la piel.
Cuesta, porque durante el año una suele enajenarse con las obligaciones, responsabilidades, los otros, las otras, hasta finalmente perder con una increíble facilidad el camino que nos conecta con nosotras mismas,
es decir, con lo que permite que todo lo que uno diga y haga tenga sentido.
Bueno, tuve que irme de vacaciones y refugiarme en el silencio y la naturaleza (con la impagable compañia de mi hija) para encontrar las palabras de todo lo que me ha pasado y es que, ya no quiero desconectarme nunca más del color de mi alma.
No quiero por más bulla que haya, por más externo que me implore, salir de mi misma.
Encontré un libro muy lúcido en estos días "mujeres que andan con lobos", esta experiencia junto con mi cargada sensibilidad, le han dado un tono a mi vida maravilloso, como esa sensación de meterse en una piscina y salir a flote mientras una briza dulce golpea con suavidad los ojos.
Nada más que decir que, estamos de vuelta, con la piel de la mujer salvaje (sic).