Asesoría y Comunicaciones para las Artes

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sábado, junio 28, 2008

Siento recuperar una energia dormida.
Me imagino a una mujer sentada, observando con calma y esperanza a que yo vuelva a recuperarla,
a que vuelva después de un crecer mundano, porque al parecer tenía que pasar por todos estos años para retornar con este otro rostro y este pelo chascón que yo adoro, y que inquieta a tantos..jajajjaja
Retorno a mis cosas más simples, a las imágenes más amadas, a los anhelos de hombres dulces y hermosos,
a mis palabras escritas en algun cuaderno lleno de colores,
a mi comedor acogedor,
a mi mate y mis libros,
a mis calles de ñuñoa que sólo ahora puedo mirar en calma,
si hasta los sueños que pudieron parecer tan extraños, hoy pueden tomar una forma más armónica y concretarse.

Hace años que no decía desde este punto 0: estoy contenta.


A continuación una de las escenas más luminosas del cine que encanta a muchos de mi generación.



viernes, junio 20, 2008

La gente está ahí

Han sido semanas de calle. La gente está cansada de noticias catastróficas y de la política del miedo; la gente se está haciendo eco de lo propio: de su bolsillo, de su salud, de su educación, de su casa, de su calle.

No se puede subestimar ni minimizar a las personas. No me gustan los discursos de algunas autoridades que haciendo oídos sordos a los estudiantes y profesores, al borde del ninguneo, sólo se sienten tranquilos por llegar a acuerdos políticos.

Esa actitud no sólo genera desazón, sino que rabia e impotencia.

Creo que está quedando atrás la actitud ovejuna de los chilenos, que en pos de mantener "la tranquilidad y estabilidad" social sólo murmuraban en sus círculos cercanos sus problemáticas diarias.

Las nuevas generaciones llevan la delantera y salen a las calles para decir: no estoy de acuerdo, tengo otra opción, ¡quiero otra opción! y si las autoridades minimizan y obstaculizan estas expresiones, estaremos frente a una olla de presión social.

No se trata de ser catastrófica, sino realista frente a la carencia, o falta de soluciones, porque es muy fácil convocar al diálogo cuando al final las decisiones se toman en salones a puertas cerradas.

No es menor, por ejemplo, que los más de 10 mil profesores que colmaron las calles colindantes al Congreso, hayan tenido tantos o más obstáculos que las garras bravas para llegar a Valparaíso. Es una falta de respeto, como también lo es que la Ministra de Eduación diga que la calidad de la educación se logra sólo teniendo buenos profesores que hagan clases y alumnos que asistan. Esa simplificación hace doler el estómago.

Tampoco son sanas las intervenciones de los llamados "expertos" que colman los diarios regalando porciones de miedo por el hecho de subir el salario mínimo de los trabajadores. ¿Cuál será la idea de fondo? ¿Hacer de Chile un país con millones de pobre endeudados, sin educación ni digna salud, y un puñado de ricos educados y sanos que tenga a quiénes mandar?

No somos como los argentinos en el actuar, pero por aquí hay sangre araucana y no olvidemos la guerra de Arauco.

Como me dijo una amiga: "no estás frente a cambiar la hoja;
estás frente a iniciar un nuevo libro".

Así es.

Y me emociona sentir ese cambio e intuir las páginas en blanco que vendrán con los días.

Fueron tantos los años en ese escenario, fueron tantos los esfuerzos, las personas, los pasillos,

los llantos, los abrazos, el amor, la desilución, la fortaleza. ¡Fue tanta vida!

Cerraré las puertas y quedará el recuerdo de mis carcajadas,

cerraré las puertas y quedarán las paredes en blanco,

cerraré las puertas y no pisaré más ciertas calles,

cerraré las puertas y aprenderé a dar las gracias a lo que me provocó dolor,

cerraré las puertas y bendeciré lo aprendido.

Cerraré las puertas y recordaré los trozos de manzana que me daban cuando estaba con mi Miranda en la panza;

las arrancadas al cine a la hora de almuerzo;

las locuciones en los días de la mujer;

la invención de concursos, programas y plataformas institucionales;

los miedos sobre el mundo que nos esperaba afuera;

los cigarros del décimo piso, del cuarto piso;

los ascensores al estilo transantiago;

los amigos que se fueron antes que yo;

las locas de patio;

y los miles de buenos días que di y recibí.

Cerraré las puertas y le daré la mano a la Vale que entró de 26 años

y que me estuvo esperando todos estos años.





jueves, junio 05, 2008