A veces, no, muchas veces, me canso de escuchar palabras grandilocuentes, pero de una profundidad y seriedad de milímetros.
He reparado en estos días, en esa frase que pronto será cliché " yo soy el responsable" o "me responsabilizo de todo", ummmm
¡qué ganas que cada individuo se hiciera responsable de su vida y de cada uno de sus actos!
Creo que el peso de eso es tan alto, que la cotidianidad tendría otro color.
Pero,
Pero,
Pero,
Hay quienes les gusta manosear las palabras
( si supieran cuanto me han salvado, cuanto las respeto)
y en este manoseo vulgar, tipo metro de santiago,
hacen perder el sentido de las cosas.
Señores ministros y varios otros (as) del club, dejen de reírse de la gente.
Me cansaron sus costos políticos y sus equilibrios partidarios; me cansó ver que se tomaron el Estado como bolsa de trabajo; me cansó que digan que asumen toda la responsabilidad y después se van a dormir a sus casas sin cambiar nada.
Y todo, porque sigo creyendo en el mérito, en el buen oficio, en el servicio a los demás, en construir una comunidad con altura, con profesionalismo, con lucidez.
Ayer en un momento de "ocio" me puse a leer la Constitución Política de Chile y me dí cuenta que vasta con leer los primeros diez artículos para que uno se de cuenta, que nos están agarrando para el leseo.
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