Asesoría y Comunicaciones para las Artes

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miércoles, julio 26, 2006

Esta columna de opinión será publicada el 31 de julio

“PORQUE TE AMO, TE MATO”

De que estamos viviendo un momento lleno de contradicciones no es novedad. Lo novedoso es encontrar salidas sanas a esas contradicciones. La muerte de 29 mujeres asesinadas por sus parejas en lo que va corrido del año, mientras orgullosos tenemos una mujer como Presidenta de la República, es algo de esta intrincada historia que nos toca vivir y observar.

“Treinta y tres policías bonaerenses fueron separados de la fuerza por ser violentos en sus hogares. La medida es inédita. “Un agente que opta por la violencia como medio de solucionar los conflictos familiares pone en serio cuestionamiento su capacidad de respuesta frente a situaciones similares” ( diario Página 12, Argentina)

“Desde 1993, la ciudad mexicana de Juárez es escenario de uno de los casos más atroces y oscuros del crimen: la desaparición de 4500 mujeres y la aparición en el desierto de casi 500 asesinadas”.(diario Página 12, Argentina)

En la misma semana he sido testigo de estas tres noticias, una de Chile y otras de nuestro entorno cercano. Mi reacción: desasosiego, ansiedad e impotencia. Alguien me dijo que la cifra de mujeres chilenas asesinadas por sus parejas no es nada, porque en España ¡ sí que la cosa es fuerte!, pues moriría una mujer diariamente a manos de su pareja.

¿Perdón??? ¿Qué pasa? ¿Por qué las mujeres siguen siendo blanco de agresiones físicas y sicológicas como si fuera algo coherente dentro del paisaje cultural?¿ Qué lleva a la violencia entre seres que supuestamente se quieren o se aman? Hace días me refería al círculo vicioso de la justicia, ¿Es aplicable en este caso, que la frustración y las desigualdades sociales estén fortaleciendo la violencia en contra de las mujeres o es que este verdadero foso negro de nuestra cultura, de nuestra forma de relacionarnos, está tan incorporado en nuestras mentes que no es posible hacerlo desaparecer?

No faltan los eufemismos de hombres que me recuerdan que antes era peor, que antes las mujeres eran violentadas socialmente al no poder votar, no poder trabajar, no poder decidir su futuro ¿Debo estas agradecida?. También es eufemismo cuando la violencia sicológica suple a la física, pues la fuerza es prácticamente la misma y, a veces, las cicatrices son peores, porque no se ven y sólo aparecen en depresiones, angustias u otras patologías sicosomáticas. Y esto me hace recordar a una amiga que terminó separándose de su “amado esposo” cuando la quiso golpear, pero ella no encontró la fuerza ni los argumentos para decidir lo mismo cuando él la descalificaba como persona, profesional y mujer, es decir, un puñete tiene más fuerzas que frases como “no sirves para nada o por qué vas a trabajar si no le has ganado a nadie”.

Lo cierto es que hoy escribo mi columna sin respuesta alguna. Más bien, estoy confundida al sentir que deben pasar muchas generaciones antes de que se asuma culturalmente que una mujer debe ser respetada física y sicológicamente, con la misma fuerza y seguridad como se exige el respeto de los derechos humanos y se condenan los crímenes de lesa humanidad. Y, entender en definitivamente, que “porque te amo, te mato” es un pura literatura.

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