Hay una luz que se cuela por alguna parte y nada de eso estaba previsto.
Ella no tenía contemplado que los recuerdos de él estaban alojados en alguna parte como si fueran propios.
Ni la nieve, ni las calles ni el idioma conocía, pero lo recordaba todo, paradojalmente.
No tenía previsto tampoco ese nuevo dolor, nunca lo había sentido y no tenía parámetros.
Se dio cuenta entonces, que todo había sido verdad.
Y caminó y caminó para asimilar con un poco de alegría y tristeza que había hecho lo correcto, pero que la historia ya se había escrito.
Y se despidió en silencio con la esperanza de que ese adios atravesara el mar y él la abrazara en sueños, para despedirse y escribir una nueva historia.
James Blunt con imágenes del fantasma de la ópera, qué mejor.
James Blunt con imágenes del fantasma de la ópera, qué mejor.
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