La viajera avanza y encuentra un lecho, descansa
y encuentra acogida.
Decide quedarse por más días y disfrutar las oportunidades,
pero sabe, por los signos de la vida, que debe seguir su camino.
Llega a un nuevo sitio lleno de otros desafíos, no hay lecho,
no descansa, sólo trabaja y crea.
Es llamada para retornar al lecho y acepta,
pero los signos de la vida le dicen que ése ya no es su lugar y
debe seguir buscando lo que le pertenece según los ancestros.
La viajera un poco confusa decide seguir su camino,
cuando avanza unos pasos más adelante mira hacia atrás
y agradece la sanación.
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