La vida puede ser una vorágine entre gustos y responsabilidades.
Se entra despacio, pero el espiral te succiona y con eso, las actividades, las personas, las apuestas se vuelven una suerte de movimiento confuso.
Estoy cansada, cansada pero contenta, de seguro una mezcla que no estaba en los ritmos últimos.
Y entre medio de este contento, de esta vorágine me detuve para darme cuenta que, a veces, una camina con la mejor de las disposiciones, con la más dulce paz, e igualmente la vida te pone a prueba: algo así como ¿A ver, y esto que usted dijo es tan cierto? ¿ a ver, y ese actuar que dice usted, se lo cree realmente?

y como esos pensamientos presionan, finalmente me quedé con mi mejor respuesta:

Sabes, yo apuesto a mi libertad. Mi libertad de pensar, de decidir, de equivocarme, de, honestamente, caminar sin pretender joder a nadie al lado. Y si me equivoco, que bueno,
!por fin me doy permiso para equivocarme!

Si al final, casi todos estamos en lo mismo ¿no?Mientras estemos vivos, todos tendremos que aprender a vivir y si algunos repiten y no pasan de curso, pues bien, ya tendrá su palito de helado vale otro.

* La fotografía, la tomé el año 2005 desde la carretera de la III región.