fuente: emol.com
Cristian Leighton fue el primer director de cine chileno que nos acercó a este bosnio. Era el año 2003 y dirigía el programa "Los inmigrantes", la cortina musical era interpretada por una mujer que parecía decirnos tantas cosas...
Cuando supe que ese señor llamado de manera tan extraña, porque amigos de la ex yugoslavia no tengo hasta ahora, Goran Bregovic vendría a Chile no dudé en ver su concierto.
El domingo recién pasado en un parque frente a un mall tenía una cita Goran y 20 mil chilenos. Alguien me había advertido que era con invitaciones... y que se habían acabado. yo no tenía entradas sólo ganas. Convencí a un afable portero y entré "míreme -le dije- ¿Ocuparé más espacio que una planta o que un árbol?".
Las tres horas que tuve que esperar se hicieron nada con lo que vendría: llegué temprano, sin entradas y estaba a pocos metros del escenario. Una maravilla.
Esa día la noche regalaba una luna llena y el show de este bosnio nacido en Sarajevo se iniciaba con un coro muy etiquetado y talentoso de músicos chilenos; después comenzaron a escucharse los bronces desde el mismo público, "la orquesta para bodas y funerales" entraba en acción. La gente saltaba de alegría y expectación, pero de Goran, nada aún.
Tras un rato, las hermanas Radkova se ponían a un costado del escenario con una indumentaria que me hicieron pensar en que todas las culturas se terminan topando por algún rasgo o característica, porque si alguien me dice que esos trajes no parecían mapuches es porque yo... ando muy inspirada.
La voz de una de esas mujeres me traspasó el cuerpo. Su voz salía de su alma mientras miraba concentrada el fondo del cielo como queriendo llamar a una generación muerta. Miré emocionada a mis espaldas y estaba la luna iluminándola. Era una película.
Era el turno de Goran Bregovic, quien subió al escenario, armó la fiesta y todo la gente saltaba en sus pequeños espacios, incluso Leighton, quien figuraba en la multitud, quizá pensando que así como Bregovic musicalizó películas de Kusturica ("Tiempos de gitano" o "Underground"), tal vez, en el futuro podría musicalizar otro de sus proyectos audiovisuales.
El espectáculo de casi tres horas me trasladaría desde la emoción a la algarabía, pero lo más impactante para mí fue la voz de esas mujeres con un timbre inigualable, que me hicieron tocar la noche de la tristeza, de la emoción y de la redención.
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