Esta semana estuvo marcada por una parada de carros que me dio hartas vueltas en la cabeza. Debe ser chocante para el ministro de Hacienda, que le digan “Usted tiene las maletas listas para volver a Harvard”,...su mundito de cristal. En otras palabras, lo que el senador Ávila le dijo a este señor de nuestras riquezas es: “Señor, usted no tiene idea cómo viven los chilenos”.
Así es. No me imagino a Velasco cuya ex se acaba de ganar el premio Pulitzer tras un reportaje que le demandó 6 meses (porque su diario sí tenía dinero para invertir en investigación) y cuya actual mujer es el rostro ancla del noticiario central del canal de televisión más importante del país, saber, intuir, oler, sentir lo que es no tener plata para la micro, ocupar el mismo cuaderno para varios ramos o andar con un par de zapatos húmedos durante todo un año. Es que su país es otro. Es que Chile está dramáticamente dividido en dos grandes bloques.
¿Cuánto tiempo ha pasado desde que un alemán habló de una lucha de clases?¿ Cuánto tiempo ha pasado desde que un señor dijo viva la revolución?¿ Cuánto tiempo ha pasado desde que un importante grupo de chilenos dijo No más? A lo que voy es que a esta altura da un poco lo mismo, porque los conflictos, las diferencias sociales no sólo disminuyen, sino que en Chile se están acentuando. Y cuando un político o un ministro, en esta caso, dice que está para otras cosas más importantes como lo sería el futuro del país, a la larga, eso es sólo una frase de buena crianza, porque hoy, chile, los chilenos están completamente atrapados por este sistema neoliberal que creo, intuyo y huelo que nadie sabe a dónde puede parar.
Siempre he sentido que Chile se está convirtiendo en la sucursal más perfectita de Estados Unidos, mirado desde esa perspectiva, no sería extraño que, a nuestra manera, tengamos nuestros propios homicidas múltiples, policías regordetes y estrellas de la televisión atragantadas de sobredosis. Mientras, los que hoy tienen el poder cada vez se alejan más de la realidad de la gente, con valoradas excepciones, pero imagino que los ministros, diputados, senadores, jueces, empresarios, aprovechan este largo veranito de San Juan para asegurar su diferencia con el resto de este pueblo sin rostro.
* otras columnas de opinión de mi autoría en: www.ramonfarias.cl
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